lunes, 7 de noviembre de 2011

Libertad de expresión



Yo soy de la clase de personas que piensan que la libertad de expresión es primordial para el ser humano, para la paz y para la vida misma. Sin esa puerta abierta a expresar lo que sentimos y a ser como somos, el día a día, nuestra vida, desde que nacemos hasta que morimos, no sería otra cosa que un infierno.
Al decir todo esto da la sensación de que esté afirmando que hoy en día no hay opresión, ni castigos, ni normas que nos nieguen lo que verdaderamente somos, pero a lo que me refiero es a que deberíamos tener bien y firmemente agarrada nuestra libertad, pero, lamentablemente, en ningún lugar del mundo es posible, e incluso en algunos países es aún peor, ya que no tienen ni los derechos mínimos.

¿Qué es la palabra libertad si no un sinónimo de ser como verdaderamente somos, de ser felices ya que no tenemos que esconder o negarnos a nosotros mismos nuestra identidad, de vivir la vida sin ataduras al miedo de ser señalados, al castigo o a la burla?
Hay tantas formas de definir esa palabra que significa tanto…

Todo el mundo debería tener una total libertad de expresión, siempre que no se atente contra la libertad del otro, como afirmaba Adela Cortina; tanto si nos referimos a ideas políticas, religiosas, sexuales, físicas, psíquicas, psicológicas…

Y puedo afirmar sin miedo a equivocarme, que si todas y cada una de las personas, componentes de este mundo, comenzamos a respetar, aceptar y amar, no habrá ni sufrimiento, ni miedo, ni diferencias.

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